¿Qué se hace con ella?
Las ovejas mallorquinas se crían casi exclusivamente para carne, por lo que es una raza cuya lana es muy gruesa y áspera, y por ello solo es apta en parte para la fabricación de ropa.
Sin embargo, la lana de oveja es una excelente materia prima cuya importancia, lamentablemente, se ha olvidado con los años. Con la creciente conciencia ambiental, la lana de oveja vuelve a recibir atención y cada vez se utiliza de manera más sostenible en la isla. Está experimentando un renacimiento en diferentes ámbitos. Mientras que antes la lana a menudo se consideraba un residuo o incluso se quemaba, hoy en día iniciativas como Llanatura apuestan por aprovechar el potencial de este recurso local y transformarlo en productos de alta calidad.
¿Qué sucede con la lana de oveja mallorquina?
Limpieza y procesamiento
La lana cruda se lava y prepara primero, a menudo con métodos ecológicos como jabones neutros y bajo consumo de agua.
El procesamiento es laborioso, ya que la lana mallorquina es bastante gruesa y grasa, lo que en el pasado dificultaba su uso.
Elaboración de productos
La lana se transforma en fieltro, del que surgen diversos productos de uso diario y de diseño.
Los productos típicos son:
– Posavasos
– Espadrilles (calzado tradicional)
– Mantas
– Alfombrillas pequeñas
– Cojines y artículos para el hogar
– Accesorios y ropa como bufandas, gorros, chaquetas y bolsos
– Juguetes, adornos y manualidades de fieltro
Usos innovadores y sostenibles
Además de los textiles clásicos, la lana mallorquina también se emplea en materiales ecológicos para la construcción y el aislamiento, ya que regula la humedad, absorbe el sonido y aísla del frío y del calor.
La lana es biodegradable, hipoalergénica, antibacteriana y transpirable, lo que la hace especialmente versátil. También se elaboran productos regenerativos de fieltro que fomentan la artesanía local y la economía circular.
En la agricultura:
Los pellets de lana de oveja aportan nutrientes de liberación lenta como nitrógeno, potasio y fósforo, que favorecen el crecimiento de las plantas y enriquecen el suelo con materia orgánica. Mejoran la estructura del suelo, lo sueltan y lo enriquecen.
El mantillo de fieltro de lana optimiza la gestión del agua, inhibe el crecimiento de malas hierbas y protege contra el frío en invierno, siendo especialmente adecuado para plantas en maceta.
Desafíos y perspectivas de futuro
A pesar de su potencial, en Mallorca se producen más de 200 toneladas de lana al año, de las cuales solo una pequeña parte se procesa localmente; el resto se exporta o se elimina.
Proyectos como Llanatura trabajan para utilizar toda la lana local y así generar valor ecológico y social.
Hoy en día, la lana de oveja mallorquina vuelve a tener muchos usos: desde ropa y artículos tradicionales para el hogar hasta productos innovadores y sostenibles para la construcción, el diseño y la artesanía. Esta evolución demuestra cómo un aparente residuo puede convertirse en un valioso recurso regional.
